Un buscador occidental partió para la India en busca de un maestro. No halló ninguno que le mereciera confianza. Pero en un pueblecito le dijeron que había un ermitaño en la cima de una montaña y que al parecer era un hombre muy sabio. El occidental emprendió viaje hacia la montaña y comenzó a trepar por una de sus sendas, en busca del ermitaño. De pronto, he aquí que el ermitaño bajaba por la senda y estaba próximo a cruzarse con él. Llevaba un saco a la espalda. En el mismo momento en que ambos hombres se cruzaban, el ermitaño clavó sus profundos ojos en los del buscador occidental. Se hizo un silencio perfecto. El ermitaño, sin dejar de mirar al occidental, dejó el saco en el suelo unos instantes y luego lo recogió y partió sin decir palabra.
Cuento yogui
3 Comments:
At 12:08 a. m., Seilgard said…
“De los amaneceres que nos alumbran, el camino más lejano tenemos que coger. Y cuando creamos que ya hemos llegado, debemos saber encontrar nuevas sendas para aprender y enseñar a los que después de nosotros llegarán”.
Para encontrar nuestra propia coherencia personal debemos retornar a la inocencia,que nos libere de perjuicios y estereotipos. La sabiduría es renuncia, para seguir avanzando por el camino de esa coherencia y de nuestra propia felicidad.
Como siempre enhorabuena por haber escogido esta magistral reflexión.
Un abrazo y que tú camino nos sirva para reencontrar nuestra mágica inocencia.
At 9:06 p. m., Anónimo said…
Buen diseño y buen contenido el de tu blog.
Interesante!
Nos leemos.
Saludos.
At 11:22 p. m., Seilgard said…
Un recuerdo para tí. Feliz "semana santa".
Un abrazo.
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