Después de pasar unos días en Galicia, no puedo dejar de escribir, la impresión que me ha causado ver los destrozos que han ocasionado los innumerables inciendios que allí se han producido.

Paisajes como el de la fotografía, era lo que se veía antes, fueras a donde fueras, bosques llenos de vida y al final siempre el mar. Ahora la estampa en muchos lugares es bien distinta.

Uno de los días decidimos desde Pontevedra ir a Santiago de Compostela, hay 54 kms., de ellos, 45 quemados a ambos lados de la carretera. La sensación de desolación y muerte, me hacia sentir como un pequeño ser humano incapaz de revelarme ante lo que veía. Las imagenes de televisión de todo ardiendo eran escalofriantes, pero ver como queda después del incendio apagado, no hay palabras para describirlo. Todo negro, los esqueletos de los árboles sin vida, algunos rescoldos todavía humeaban a nuestro paso y la sensación fantasmagórica de la muerte nos perseguía cada kilómetro.

Es increíble como el ser humano puede caer tan bajo, sea por el motivo que sea (pirómanos, mafiosos.....), descargar nuestras frustaciones contra la natuleza, es una de las vilezas, que sólo el ser humano es capaz de llevar a cabo, en fin, así somos........

El tiempo en Galicia está raro, las gentes de por allí están desubicadas, el sol abrasa como si fuese a caer una tormenta en cualquier momento, pero no llueve. En todos los años que la última semana de Agosto la paso en Galicia, es la primera vez que no veo caer una gota de agua. Ese agua tan preciada........

Tenemos que concienciarnos de tantas cosas, que es posible que algún día entendamos que conservar la naturaleza, es simplemente cuidar de nosotros mismos. Ojalá que en nuestras mentes se produzca la transformación y seamos capaces de construir y crear, en vez de destruir y matar.