golfista

miércoles, mayo 24, 2006


Hace unos meses, mi padre me invitó a dar un paseo por las tierras donde él nació. Llegamos a una parcela, rodeada de piedras, que cerraban el terreno. Allí había árboles, unos centenarios y otros no tanto. Un pequeño regato de agua salía de no sé donde e iba a parar a una poza que se encontraba en mitad del terreno. La poza casi ni se veía, estaba llena de zarzas y matojos silvestres. Entramos en la parcela por una puerta de hierro, vieja que casi ni se movía, con un cerrojo lleno de herrumbre y unos alambres que lo sujetaban. La hierba rodeaba todo el terreno, en algunos lugares hasta incluso no se podía pasar. En mitad de la parcela habia otra pared de piedra que separaba la finca en dos partes, en esa otra mitad sólo habia una piedra enorme con una cavidad llena de agua.
Mi padre me contaba que cuando él era niño, mis abuelos sembraban en esta parcela entre otras cosas, garbanzos, tomates, lechugas, patatas y pimientos. Todo organizado alrededor de la poza por unas tablas de siembra que habrían o cerraban dependiendo del agua que necesitaban. La pared de separación entre las dos fincas la había hecho él en sus ratos libres o en época de vacaciones y allí guardaban el ganado, ovejas y cabras, a veces también tenian cerdos. Me contanba que a mi abuelo le encantaba esta finca porque estaba cerca del pueblo y era sencillo llegar allí con el ganado, para echarles de comer.
Ahora estas tierras estan abandonadas, nadie las arrienda, porque ya no interesa. No tienen más valor que el sentimental, aunque a mi me parecieron mágicas. Tal vez esa magia que despiertan mis ancestros en mi vida, porque estas tierras hoy son mías y me siento orgullosa de ellas.




2 Comments:

  • At 7:07 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Tienes una especial habilidad para la descripción. Me gusta leerte. Emotivo el toque final de tu post.
    Saludos cordiales.
    ijotamm

     
  • At 11:40 a. m., Blogger Seilgard said…

    Cuando se abre esa puerta es como si mi corazón reviviera historias de los que me han dado la vida y mi dignidad. Agradecido, cierro los ojos y sé que todos ellos están aquí conmigo. Verdaderamente eso es la magia. Gracias.
    Un beso por tu historia y por este gran post.

     

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